Siempre me había parecido que mi hijo Timoteo y yo estamos condenados a no entendernos. Que ese abismo que nos separaba se iba haciendo cada vez más grande según crecía. Pero me ha mandado esta imagen que os comparto. Sin decir nada más. Ahora sé que está ahí y aunque no me hable mucho está pendiente de lo que me ocurre.
Fotografía tomada por mi hijo Timoteo en el muro del Grafitero Fantasma |
No puedo leer, no puedo dormir, no puedo respirar... las páginas de los libros que tengo entre manos cada vez pesan más y me cuesta pasarlas para avanzar. Ya no pienso más allá del siguiente latido de mi corazón que golpea mi pecho con dolor. No sé cuando volveré a recomendar un libro que esté leyendo o si quiera si podré recordar las lecturas que terminé en el pasado. Pero Tim está ahí y sabe lo que necesito y es importante para mi. Gracias hijo.
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